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Mantener una adecuada higiene bucal es cuestión de asumir una rutina diaria dirigida al mantenimiento y conservación de nuestra dentadura. Esta rutina se forma en nuestros primeros años de vida, desde nuestracasa. Es allí donde aprendemos a cepillarnos los dientes, a utilizar el hilo dental, el enjuague bucal y los cepillos interdentales, así como a realizar esta rutina por lo mínimo, dos veces al día.

La higiene bucal conlleva también a la reducción de problemas secundarios y de salud en general. Implica mantener no sólo nuestra dentadura a salvo, sin caries, sino evitar problemas mayores como las enfermedades de las encías, la llamada enfermedad periodontal que se caracteriza por una infección en las encías cuyas consecuencias van desde la inflamación o gingivitis, destrucción de los tejidos bucales, de los huesos hasta la pérdida de los dientes; la halitosis o mal aliento, que es producido en la mayoría de los casos por la acumulación de  bacterias producidas por los rastros de comida en la boca; la piorrea, enfermedad que se distingue por la presencia de pus entre la encía y los dientes y el cáncer bucal, que es el grado extremo a donde puede llegar la falta de limpieza e higiene bucal.

Problemas de salud relacionados a una mala higiene bucal

Es de destacar que una mala higiene bucal es, en muchos casos, el origen o uno de los ingredientes principales de la aparición de otros problemas de salud.

En efecto, se le vincula con la aparición de diversos tipos de cáncer.Científicos han comprobado la relación entre la gingivitis y enfermedades como la demencia senil y el Alzheimerataques al corazón ya que las bacterias producidas en la boca pueden mudarse al flujo sanguíneo, también pueden producir una endocarditis bacteriana o inflamación por origen infecciosos del revestimiento interno de las válvulas y cavidades del corazón; adicional a que se le ha vinculado igualmente a la diabetes y otras enfermedades.

Por todo lo anterior, mantener y conservar nuestra dentadura sana es prevenir problemas a futuro¿Cómo lo hacemos? Tal y como nuestros padres, madres o abuelos nos enseñaron: haciendo un buen cepillado después de cada comida, utilizando el hilo dental para remover los restos de alimentos, utilizar los llamados cepillos interdentales para garantizar una remoción mucho más efectiva y cerrando el proceso con un buen enjuague bucal o colutorio.

Todo esto se complementa con una visita al odontólogo para realizar una limpieza mucho más profunda cada seis meses; un esfuerzo mínimo en comparación con todo lo que nos ahorramos en molestias, enfermedades y, sobre todo, en los costes posteriores producto de una mala higiene bucal.

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